El caso de las hermanas Papin conmocionó a la sociedad francesa y fue analizado y estudiado por intelectuales de la época y posteriores que tomaron distintas posiciones. Jacques Lacan escribió “Motivos del crimen paranoico”, obra que constituyó la fuente principal de la obra Las criadas de Jean Genet.
Sin embargo, la pieza de Genet estuvo bien lejos de servir como referencia para la escritura de Las fugitivas. “Lo que sirvió de base -explica Levy-Daniel- fue el acceso a una cantidad de información sobre las hermanas y las circunstancias del crimen. Comencé un proceso de investigación dramatúrgica cuyo eje fue el desarrollo de los personajes (en mi obra, las hermanas Alba y Lina), y de situaciones que las involucran a ellas y a la patrona. Este proceso fue dejando en evidencia que el tema de la obra no era tanto el crimen en sí, sino la determinación vana de huir, a través de la ilusión, de una realidad imposible de soportar y, al mismo tiempo, del fracaso de este intento.”
En Las fugitivas la acción se ubica en una casa señorial cercana a un pueblo, en un valle junto a las montañas. Allí trabajan las hermanas, mansamente, para una señora rica que las vigila meticulosamente. Sus vidas transcurren sin grandes sobresaltos hasta que un pequeño hecho cambia para siempre sus destinos.
La idea de ubicar la acción en la Argentina fue generar un marco que hiciera familiar y reconocible tanto la acción como los personajes, “con el objetivo explícito – como lo explica el autor y director- de constituir, de acuerdo con reglas definidas, un mundo que solo pueda concebirse dentro del teatro, un mundo con reglas propias, irreal pero totalmente reconocible por el espectador”. Coreografía, escenografía, vestuario, iluminación y música se alinearon hacia ese objetivo.
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